¿Cómo encontrar el look indicado para “vestir” nuestro hogar? Ésa es una de las principales preguntas que todos nos hacemos tarde o temprano… y una de las más complicadas. Igual que todos tenemos nuestro estilo propio definido, del mismo modo cada vivienda posee unas características y una personalidad que debemos encontrar para conseguir una decoración de interiores adecuada.
La situación de orientación del edificio determinarán algunas condiciones importantes. Por ejemplo (la más evidente), la cantidad de luz que entra a través de las ventanas. Otro aspecto determinante, que solemos pasar por alto, es la inclinación tanto del suelo como del techo; muchas veces habrá variaciones minúsculas, apenas perceptibles por nuestra parte, pero que pueden determinar de una manera u otra la colocación de los muebles. Con todo ello debemos jugar, antes que nada. Lo ideal es conseguir una decoración que deje espacios amplios y sobre todo que consiga aprovechar la luz natural lo máximo posible.
En lo referente al color de las paredes hay una premisa básica que, a pesar de ser evidente, no debemos olvidar. Los colores claros aportarán un ambiente más amplio y ensancharán los espacios; es, por tanto, una opción adecuada para los pasillos y el salón. Los colores oscuros u opacos producen una sensación de recogimiento y reducen el espacio. Éstos podemos utilizarlos en despachos o bibliotecas, habitaciones tradicionalmente más sobrias y con un ambiente más tranquilo.
En la cocina cobran mucha más importancia los focos de luz. Es imprescindible que aquellas zonas en las que más vamos a trabajar con frecuencia (por ejemplo, la encimera, la vitrocerámica…) cuenten con iluminación directa y suficiente. Escatimar en este aspecto puede redundar en accidentes.
Y ya en cuanto al estilo general, clásico, vanguardista, moderno,vintage… la única limitación debe ser nuestro esfuerzo e imaginación. Podemos inspirarnos en revistas de decoración o bien en Internet, donde encontraremos numerosos ejemplos de cada uno de ellos con los que hacer aflorar nuestras propias ideas.