Todas las épocas del año tienen su propio encanto, pero es preciso hacer que durante cada una las condiciones sean las mejores para vivir en tranquilidad y siempre confortables. Esto tiene mayor relevancia en los días más fríos, antes se usaban chimeneas, pero en la actualidad es posible emplear las calderas de calefacción.
En el mercado se pueden conseguir muchos tipos y clasificaciones, una de ellas es la que obedece a su finalidad, así que según este parámetro se pueden conseguir las calderas simples y mixtas. Las calderas simples son aquellas que atienden solo un circuito, para modificar la temperatura de un espacio por ejemplo.
Sin embargo, pueden producir el agua caliente, a través de la instalación de una válvula y un depósito externos. En cuanto a las calderas mixtas, estas son las que alimentan dos circuitos, una para la calefacción y el otro para el proporcionar el agua caliente sanitaria. A su vez, este tipo se subdivide en las calderas con micro acumulación y acumulación.
Las calderas con micro acumulación siempre proporcionan agua caliente y sin cambios repentinos de temperatura, su funcionamiento consiste en que poseen un depósito de agua pequeño. Cuando se abre el grifo el agua fría sale, pero se mezcla de inmediato con la que está almacenada en el depósito y finalmente sale con la temperatura correcta.
Este tipo de caldera se recomienda para aquellos lugares donde el uso del agua es discontinuo, como la cocina y la ducha, donde se abre y cierra con frecuencia. Las calderas de acumulación son las convencionales pero con la adaptación de un depósito, el cual puede acumular entre 40 y 60 litros de agua caliente, suministrándola con un caudal considerable. Este tipo se recomienda para las casas que cuenten con varios baños y requieran de este gran flujo de agua.