A veces tomamos por sentado ciertas cosas de nuestras vida diaria y que marcan la diferencia en mucho de lo que hacemos en nuestra rutina diaria. Algo tan simple como un tapete en la entrada de nuestra casa o en un negocio tiene un significado y una implicación del que muchas veces no nos damos cuenta.
¿Pero eso significa que debo comprarme un tapete así como así? Esto depende del juicio de cada persona y la situación en la que se encuentre. Eso sí, podemos decirle algunas de las ventajas que vendría con adquirir uno de esos aparentemente inútiles rectángulos de tela.
A grandes rasgos la función de un tapete de entrada es bastante simple: evitar que el polvo, la suciedad, el agua y el barro entren de la calle al interior de tu casa o negocio. Además de que también lo puedes usar para limpiar los zapatos antes de entrar en algún lugar.
Eso es en la parte práctica, pero otro de los efectos que tienen los tapetes de entrada es que crean en la fachada de edificio una sensación de bienvenida, de limpieza y de higiene; una especie de carta de presentación implícita y que hace a un negocio más atractivo en comparación a la competencia.
Y si tomamos en cuenta que hay empresas especializadas en personalizar tapetes podemos usar el nuestro para dar un mensaje a los visitantes, un saludo o un agradecimiento, o de plano usarlo como parte de la campaña de marca de nuestra compañía: mostrar el logo o el eslogan puede ser un plus para crear en los posibles clientes una impresión de profesionalidad.
Hay una inmensa cantidad de tipos de tapetes (lisos, tejidos, espagueti), en igual número de colores y tamaños. Solo debes elegir uno que vaya acorde a tus gustos y darle un toque especial a tu hogar o negocio.